Tienes problemas digestivos…empecemos a hablar de ellos.

Hoy quisiera hablar de un tema que muchas veces no hacemos caso pero que puede ser el origen de problemas muy graves. Los trastornos digestivos, unas patologías que afectan al 20% de la población, y que aunque pensemos que no es nada, nos hace la vida realmente muy poco confortable.

Empecemos..............

Cuando cocinamos los alimentos, se eliminan las bacterias y otros patógenos, se neutralizan toxinas y se desnaturalizan los alimentos. La masticación rompe los alimentos, aumentando así la superficie de contacto y facilitando, por tanto, la digestión enzimática. Los nutrientes principales (hidratos de carbono, proteínas y grasas) se degradan mediante enzimas a compuestos de bajo peso molecular. Nuestras glándulas salivales, el estómago, el intestino delgado y el páncreas secretan las enzimas digestivas que nos ayudarán a degradar la comida y que nos permitirá su correcta absorción.

La absorción se refiere al transporte de los productos de la digestión a las células epiteliales del intestino y de aquí a la sangre portal. La absorción de algunos nutrientes es pasiva, mientras que otros requieren transporte activo dependiente de energía. Esto quiere decir, que para conseguir energía de los alimentos, en ocasiones necesitamos también energía para poder absorberlos…..sale poco rentable.

Una vez entendido, de forma sencilla este proceso, podemos hablar de la malabsorción, que describe la alteración de los mecanismos de absorción, pero en la práctica abarca también la insuficiencia de la digestión.

Ésta puede aparecer en cualquier momento de la vida por distintas causas. Los efectos clínicos de la malabsorción derivan de la incapacidad de absorber los nutrientes y por lo tanto podemos estar comiendo alimentos suficientes y sin embargo nuestras células no estar recibiendo el sustrato que necesita, o en la cantidad adecuada.

Las consecuencias fundamentales de esta malabsorción generalizada se deben a la ingesta inadecuada de calorías, que da lugar a pérdida de peso en los adultos y a retraso del crecimiento en los niños.

Cuando sospechamos de malabsorción, es esencial conseguir una historia dietética detallada para establecer las pautas y los hábitos de alimentación. Siempre que la ingesta dietética sea adecuada, la presencia de malabsorción suele estar indicada por diarrea y cambios en el aspecto y la consistencia de las heces.

Hemos de valorar fundamentalmente las enzimas digestivas que produce el páncreas, y desgraciadamente el mal funcionamiento de éste es difícil de detectar en las pruebas habituales.

Una endoscopia y la biopsia intestinal son las pruebas más importantes en el estudio de los trastornos digestivos. Así podremos observar a nivel macro y microscópicos y obtener mucha más información.

Las pruebas radiológicas son solo importantes cuando se detectan alteraciones anatómicas del intestino y de su motilidad, que no suelen ser las más habituales.

Un dato que nos indicará la malabsorción de las grasas será encontrar excrementos pastosos,  a veces se puede ver a simple vista pero también lo podremos detectar en un examen de heces, donde será muy interesante valorar la presencia de bacterias patógenas, sangre o parásitos.

Cuando ciertas moléculas pequeñas de los hidratos de carbono, no son correctamente digeridos y no se absorben, por ello ejercen un efecto osmótico en el intestino grueso, lo que da lugar a un gran volumen de heces líquidas.  Las diarreas están muy presentes en las personas con permeabilidad intestinal, Enfermedades Inflamatorias Intestinales y en algunos tipos de SIBO.

El abuso de laxantes es un diagnóstico importante que en ocasiones se pasa por alto, por eso es muy interesante valorar en primer lugar nuestros hábitos alimentarios y nuestro estilo de vida.

Esta base es importante conocerla y en próximos post iré hablado de otros problemas digestivos.

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